Una playa desierta
En una playa desierta
el sonido de las olas
pelea con el viento
que se lleva los secretos.
Los rayos de la luna
juegan sobre la arena,
la soledad penetra
en la espuma del mar.
El agua besa la orilla
y salpica los sueños
que se mecen suavemente
con las caricias del silencio.
La noche otoñal deja caer
algunas lágrimas melancólicas,
las sombras se agigantan
en el solitario paisaje.
La bruma espesa empaña
el brillo de los sentimientos,
el misterio parpadea
en la oscuridad del cielo.
María Griselda García Cuerva
Me gustó este poema, María; la playa desierta es un buen lugar para pensar.
ResponderEliminarMaría Sol
Muchas gracias por tu comentario, María Sol.
ResponderEliminarLa bruma espesa empaña
ResponderEliminarel brillo de los sentimientos,
el misterio parpadea
en la oscuridad del cielo.
¡Muy buenos versos!
Un abrazo.
Graciela
Te agradezco mucho tu visita y comentario, Graciela.
ResponderEliminarUn beso