Querida infancia:
Aunque hace ya mucho tiempo que no charlamos, quiero decirte que siempre te llevo en mi corazón, te recuerdo cada día porque formas parte de mi vida, fuiste tú quien construyó mis sólidos cimientos, me hiciste crecer sanamente.
Hoy voy a contarte el sueño que tuve anoche, estaba muy feliz jugando en el patio de mi casa, tenía mi muñeco preferido en brazos, la brisa con perfume a jazmines me acariciaba suavemente. En la cocina mamá estaba preparando unas deliciosas tortas fritas y la abuela escuchaba la radio. Las fantasías e ilusiones hacían una ronda alrededor mío, mis ojos recorrían el cielo y en una gran nube veía los juguetes que tanto anhelaba. Cuando llegó papá corrí a abrazarlo, me regaló una bolsita llena de caramelos y una gran sonrisa se dibujó en mi rostro, ¡qué manjar eran los de chocolate! Mi gato “Moño” nos miraba y parecía ser partícipe de nuestros sentimientos, su mirada inspiraba ternura. Entramos a la casa y allí todos tomamos un café con leche y saboreamos las exquisitas tortas que había preparado mamá, no había nada que pudiese superarlas, reconozco que muchas veces me excedía y comía sin límites, una tarde llegué a comer trece. ¡Sí, trece! Juro que no me equivoqué- si lo hiciese ahora pienso que terminaría internada- parece que el estómago de nuestra niñez es elástico, de lo contrario, muchos no estaríamos vivos comiendo de ese modo.
¡Qué lindo era compartir estos momentos con la familia! El amor nos nutría el alma y mi alegría estaba colmada de lucecitas de colores, la inocencia salpicaba mis pensamientos y los cascabeles de mi risa esparcían su música. Los pequeños actos cotidianos eran los mejores regalos que recibíamos, vivíamos plenos de felicidad. Mientras los mayores conversaban fui a buscar un libro y los lápices de colores para comenzar a pintar, me creía una verdadera artista, trazos finos y gruesos se mezclaban sobre diferentes figuras, había animales, plantas, juguetes y estrellas. ¡Cómo me gustaban las estrellas! Aún hoy me siguen gustando, soy capaz de permanecer horas mirando el cielo sin advertir lo que ocurre a mi lado.
Espero que hayas disfrutado lo que te conté, seguramente será así porque se que siempre te esfuerzas para lograr que los niños estén bien, eres el hada que los convierte en príncipes coronándolos con tus bellos dones. Por favor, continúa ayudándolos. ¡Si supieses cuán importante eres! Creo que todavía no te has dado cuenta de la eficacia de tu influencia, los valores, conductas y aprendizajes que adquirimos en esta etapa son el pilar fundamental que nos sostiene, el júbilo que transmites es invalorable. No debe haber ninguna persona que no recuerde aquellas épocas gloriosas inundadas de aventuras, todos tenemos algún cuento referido a ese brillante período, las sensaciones que despertabas eran especiales, las emociones eran fuertes y las sorpresas increíbles e irrepetibles.
Me gustaría conectarme contigo con más frecuencia, no dejes de visitarme, me encanta recordar aquel tiempo tan agradable, es un verdadero placer. Aunque no sueñe nuevamente prometo llamarte o escribirte, quizás la próxima vez pueda invitarte con tortas fritas, no se si me saldrán tan ricas como las de mamá pero lo que vale es la intención de hacerlas, ¿no? No te preocupes, no tendrás que llamar al médico, ya no como trece, solo dos o tres.
Un gran abrazo y gracias por lo que me brindaste.
Griselda
¡Qué lindo lo que escribiste! Yo también tengo muy lindos recuerdos de mi infancia.
ResponderEliminarUn beso.
Mónica
Me gusto mucho el texto, de hecho yo soy una adolecente y adoro recordar esos tiempos que no hace mucho tiempo han pasado... Apenas lei tu descripcion comence a admirarte, eres una persona muy parecida a mi, y a parecer de los asuntos has conservado la alma de niña enamorada de la vida...
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar, Karla, te cuento que tengo muy lindos recuerdos de mi infancia, por eso escribo sobre el tema, también he escrito varios poemas referentes a esa etapa.Me alegro que aún siendo una adolescente recuerdes los momentos vividos en tu niñez. Te mando un beso.
ResponderEliminarHermoso!
ResponderEliminarMuchas gracias, Mónica y Merchas. Cariños
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